El Tribunal Supremo ha ratificado la condena de tres años y 8 meses de prisión impuesta por la Audiencia
Provincial de Madrid a una mujer que, durante más de un lustró, suministró tres tipos de tranquilizantes a su
marido, sin conocimiento de éste, para "apaciguar" su carácter agresivo y evitar que bebiera. Según los
magistrados, Isabel O.M. era "consciente del riesgo que generaba el consumo descontrolado de medicamentos
para la salud de su esposo", que en la actualidad tiene como secuela permanentemente torcidos el cuello y la
cabeza.
Entre 1987 y 1988, en la localidad madrileña de Parla, la acusada "decidió dispensar a su esposo medicamentos
que, de un lado, calmaran su carácter agresivo, y de otro impidieran o disminuyeran su consumo alcohólico". Con
esta finalidad, Isabel dispensó a su marido, personalmente y a través de, los hijos del matrimonio, los
medicamentos Halopelidol, Colme y Variargil.
Ese consumo "perdura hasta que Isabel abandona el domicilio conyugal" en diciembre de 1988. A partir de ese
momento el estado físico del marido empezó a mejorar y fueron desapareciendo los síntomas que tenía. En la
actualidad, prácticamente han remitido todos ellos, salvo la "distonía cervical".
El tribunal absuelve a la acusada de tentativa de parricidio, y concluye que la movía el propósito de "pacificar la
convivencia familiar" aunque "podía intuir la posibilidad de producir un resultado lesivo
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